domingo, 29 de agosto de 2010

Equilibrio

   Es difícil saber en cada momento "lo correcto". Hacemos lo que se espera de nosotros, de otro modo sería imposible la convivencia. Sólo unos pocos privilegiados tiene la gran suerte de vivir como quieren, sin rendir tributo al materialismo y la sociedad del consumir.
   Normalmente el estado de ánimo depende de nosotros, como escribió Dyer -cada uno elige cómo sentirse-, hasta aquí estoy deacuerdo pero ¿qué ocurre cuando el mecanismo va por libre?, cuando te ves atrapada por la espiral y además arrastras a los tuyos. Siempre se pide comprensión aunque toda paciencia tiene un límite, mucho más cuando la enfermedad que padeces es invisible.
   Entiendo de la experiencia, aunque a la inversa, cuando más grave es la afección más ganas le ponen los allegados, en cambio también es normal tener pensamientos de desánimo. Veo cada día abnegadas familias con parientes discapacitados severamente, les dedican sus vidas y son felices sabiendo que dignifican la vida de sus seres queridos.
   También está la parte de la que no se suele hablar porque ello significa admitir que hay un problema. Cuando se interesan por saber cómo vive una con sus limitaciones, acaban pensando que andas quejándote todo el día. Si ignoran si tienes dolor o sólo quieres descansar, peor porque entonces sientes incomprensión por su parte.
   Asunto complejo donde los haya, objeto de estudio y asignatura pendiente en la sociedad. Todos de un modo u otro tenemos algún tipo de discapacidad y lo cierto es que la comprensión brilla por su ausencia, la empatía está en deshuso.
Con  la esperanza de una vida en equilibrio...

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